Reed Hastings; El creador de la revolución Netflix

Al empresario Reed Hastings le gusta contar una anécdota bastante inflada. Se le ocurrió fundar Netflix después de tener que pagar una multa a su videoclub de Silicon Valley, por no entregar a tiempo un VHS de Apolo 13. Dice que el dinero (33 euros de hace más de 20 años) le dolió menos que el orgullo. Fue entonces cuando pensó que tenía que haber otra forma de plantear ese negocio y de tratar al cliente. El exitoso servicio de streaming lleva poco más de dos años funcionando en España, pero su historia comenzó en 1998.
La web netflix.com existe desde hace 20 años. Su lanzamiento coincidió con el auge del DVD, aunque Hastings ni siquiera sabía lo que era. Un amigo le tuvo que explicar que las películas también podían verse en objetos que se parecían a un CD. Lo contaba Reed Hastings en un artículo que publicó en la revista Fortune en 2009.
Él ya tenía en mente montar un negocio en el que la gente pudiera alquilar películas, en VHS o como fuera, por correo ordinario. Era como lo que hacía el Venca con la ropa en España, pero con viaje de vuelta. "Fui a una tienda de música de California, me envié CD a mí mismo. Solo un disco en un sobre [sin caja]. Fueron 24 largas horas hasta que el correo llegó a mi casa. Abrí el sobre y estaban en perfecto estado. Fue un momento muy emocionante", recordaba entonces el empresario.
Blockbuster se declaró en 2010 en bancarrota, con una deuda superior a los 1.000 millones de dólares. En ese momento, Netflix funcionaba desde hacía tres años en streaming. Ya no dependía de ningún soporte físico para distribuir contenidos.
Aunque esa decisión de pasar al formato digital fue todo un acierto, en ese 2007 parecía un cambio de estrategia arriesgado. Competía con empresas que ya distribuían contenidos en línea y que tenían más experiencia en el sector como Amazon, Apple y Hulu, entre otros.
Ya asentado su modelo de negocio, la compañía se planteó en serio su expansión internacional a partir de 2010, cuando comenzó a emitir por vez primera fuera de Estados Unidos, en su vecina Canadá.
Además de haber cambiado la forma de distribución de lo que eran los videoclubs, apostó para por el contenido para seducir al cliente extranjero. Lanzó en 2013 House of Cards su primera gran serie de producción propia.
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